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Religión y Ciencia

Creo que la frase es de Tierno Galván; “soy ateo practicante”. La he hecho mía, eso soy yo. Y como ateo practicante siempre he tenido más confianza en la razón y la ciencia que en la religión y la fe. Y, en el mismo sentido, siempre he pensado que es mejor que una Sociedad o una civilización sea regida por la razón y la ciencia que por la fe y la religión.

 

Sin embargo, una cosa es la ciencia y otra la pseudociencia. En la actualidad nos venden como ciencia disciplinas de dudosísima fiabilidad bien por ser intrínsecamente poco fiables o por ser aun “nuevas” y, por tanto, todavía no contrastadas.

 

Pese a ello, la apelación a la ciencia a los estudios científicos o a las pruebas realizadas por tal o cual Universidad en algún remoto Estado de USA tienen el efecto inmediato de elevar a la categoría de fiable o de Ciencia cualesquiera idea o teoría por disparatada que sea, esto es, de forma análoga a la religión que valida sus conclusiones por el hecho de estar escritas en un libro que nadie sabe ni quién ni como, ni cuando se escribió y que además admite infinitas traducciones y aún más infinitas interpretaciones.

 

Pero esto, en sí mismo, no sería demasiado grave si se mantuviera en el plano de la mera disquisición teórica, el problema es que estamos gobernados y regidos por las pseudociencias.

 

Hoy en día son psicólogos los que deciden quién trabaja y quién es despedido, quien sale de la cárcel porque ya está rehabilitado y quién no. Son economistas los que dirigen los destinos de Empresas y Estados, Sociólogos los que determinan las políticas sociales, meteorólogos los oráculos que predicen el futuro y pontifican cómo ha de ser nuestra Sociedad y  nutricionistas  que dicen lo que hemos de comer y beber.

 

La estadística y no la opinión de la gente o la simple realidad es la que explica lo que sucede y la que justifica lo injustificable.

 

Se trata, todas ellas, de “ciencias” con niveles de acierto mucho menores a los de Rappel o la Pitonisa Lola y que, sin embargo, gozan de prestigio y reconocimiento y se consideran válidas y fiables.

 

Dios nos ampare!!. No me extraña que quienes defienden Sociedades teocráticas cuestionen el laicismo y la ciencia…el resultado es exactamente el mismo.

 

Quizás un sistema para salir de la crisis fuera despedir a todos los farsantes y basar la economía y la política en lo que diga una bola de cristal o los posos en un vaso de café, el resultado sería exactamente el mismo y mucho más barato.

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