Blogia
laturanomelaponedura

LA VACA QUE NO SE REPARTIÓ EL HENO

En el pueblo de mi madre  se cuenta una historia, seguramente un chascarrillo, en los siguientes términos:

Un labrador tenía que irse de viaje durante un mes. Tenía una vaca. Como quiera que no debía tener amigos o, como buen gallego, no quería pedir favores a nadie, dejó a la vaca heno para un mes entero diciendo “que se lo reparta”. El hombre volvió al mes y la vaca había muerto de hambre ya que probablemente se comió todo el heno el primer día.

El concepto es más que interesante, la vaca no tiene consciencia de futuro, solo conoce el aquí y el ahora.

Seguramente ningún animal lo tiene,  ya que incluso aquellas especies que acumulan comida para el invierno lo hacen fruto de la adaptación al medio y no con realmente una consciencia de futuro.

Toda nuestra sociedad se basa en el concepto de futuro. El ser humano actúa en función de determinadas expectativas, esperanzas o previsiones.

Cuanto mejores son estas previsiones o esperanzas más estable y “conservadora” (de hecho en ambos sentidos, el literal y el político) se vuelve la sociedad. Se quiere conservar para el futuro, se hacen planes, se ahorra y se adquieren bienes raíces, esto es el futuro, echar raíces.

Pensemos por un momento que nos dijesen que el mundo se va a  acabar en 3 días porque viene derechito un cometa asesino, es evidente que la sociedad se descompondría instantáneamente.

Las gentes de los países pobres, cuyo futuro es más que incierto, abundan en este concepto, se busca lo inmediato porque el futuro es inexistente y es absurdo no ser feliz hoy, si se puede, porque el mañana no existe.

Es lo mismo que la lotería, si eres un mendigo y te dan una limosna de 20 euros lo más normal es gastárselo todo en una quiniela o en la primitiva, no existe otra forma de salir de pobre.

Este concepto explica, a mi juicio, la muletilla que se repite a menudo y con cierta retranca: “Si, mucha crisis, mucha crisis, pero los bares están llenos y el fin de semana y las vacaciones todo el mundo sale”.

También explica por qué en el Sur, por lo menos a ojos de los alemanes y otros bárbaros, somos felices cuando debiéramos arrastrarnos como siervos de la gleba a sus pies pidiendo misericordia por nuestra reconocida molicie; en el Sur (salvo breves periodos de tiempo) vivimos con la sensación de cierta provisionalidad. El clima también influye, no hemos de guardar nada para el invierno…..

Por tanto, el comentario en cuestión, lejos de revelar una contradicción o algo inexplicable, demuestra justo lo contrario, a mayor gasto en ocio y mayor “desmadre” en el gasto mayor crisis.

No es nada nuevo, ya existió antes y ya se analizó antes ese fenómeno. Ahora reto a mis doctos pero escasos lectores a que identifiquen el siguiente fragmento que habla justo de eso mismo:

 

Algo más me fue dado observar todavía: la brusca alternativa entre la ocupación y la falta de trabajo y la consiguiente eterna fluctuación entre los ingresos y los gastos, que en muchos destruye a la larga el sentido de economía, así como la noción para un modo razonable de vida.

Parece que el organismo humano se acostumbra paulatinamente a vivir en la abundancia en los buenos tiempos y a sufrir de hambre en los malos. El hambre destruye todos los proyectos de los trabajadores en el sentido de un mejor y más razonable modus vivendi. En los buenos tiempos se dejan acariciar por el sueño de una vida mejor, sueño que arrastra de tal manera su existencia que olvidan las pasadas privaciones, después que reciben sus salarios. Así se explica que aquel que apenas ha logrado conseguir trabajo, olvida toda previsión y vive tan desordenadamente que hasta el pequeño presupuesto semanal del gasto doméstico resulta alterado; al principio, el salario alcanza en lugar de siete días, sólo para cinco; después únicamente para tres y, por último, escasamente para un día, despilfarrándolo todo en una noche.

A menudo la mujer y los hijos se contaminan de esa vida, especialmente si el padre de familia es en el fondo bueno con ellos y los quiere a su manera. Resulta entonces que en dos o tres días se consume en casa el salario de toda la semana. Se come y se bebe mientras el dinero alcanza, para después de todo soportar hambre durante los últimos días.

Viniendo de quien viene este análisis y lo que sucedería después, el futuro no parece desde luego esperanzador…

1 comentario

Tomás -

Te prodigas poco. Necesito beber de tus fuentes con más frecuencia. Ahora estoy muy liado, pero pienso verte pronto, para disfrutar de tu verbo en persona. No decaigas. Hay demasiada tontería en éste Internet de nuestros pecados.