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BABEL

El pasaje del Génesis que explica el asunto de la torre de Babel es probablemente uno de los más conocidos de La Biblia aunque en general es poco comprendido o ha sido mal explicado.

 

La interpretación que suele darse a la reacción de Jehová (tampoco demasiado extraña teniendo en cuenta la mala hostia que gasta el Dios del antiguo testamento  y lo rastrero que es)  es que fue para castigar el orgullo de los hombres, es decir, los hombres habrían querido compararse o alcanzar a su creador llegando a los cielos y eso enfadó a Jehová que, como hemos dicho,  se pillaba unos cabreos descomunales a la mínima, ello aparte  de hacer gala de una crueldad sin precedentes y tener una preocupante obsesión por los prepucios….

 

La cuestión es que el pasaje bíblico no dice exactamente eso, el pasaje bíblico dice en su acepción más extendida:

 

(Génesis 11:5-7) Y el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres.  Y dijo el Señor: He aquí, son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua.  Y esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible.  Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro.

 

Tal como yo lo veo, aquí no describe uno de los frecuentes ataques de celos de Jehová (¡es que lo tenía todo este hombre!) sino que lo que está expresando es que tenía un miedo o preocupación real de que el Ser Humano que él había creado llegase a ser igual de poderoso o sabio que él.

 

Es decir Jehová se defiende de una amenaza cierta e inminente, todos los hombres, con una misma lengua, con un mismo pensamiento y acción, todos remando en la misma dirección y con unos mismos intereses constituyen una fuerza imparable y esto preocupa seriamente a Jehová como le preocupa en su momento que el hombre acceda  al árbol de la sabiduría en el Paraiso.

 

Y Jehová, que a pesar de todo era Dios y se supone que sabio, o cuando menos listo, soluciona esta amenaza de una forma sencilla y elegante, creando las diferentes lenguas.

 

Los que ahora defienden la riqueza de la diversidad de culturas y lenguas como algo que debe conservarse y fomentarse quizás debieran reflexionar acerca de ese pasaje bíblico.

 

La Biblia no la escribieron ni dioses ni profetas pero sí que contiene algunas máximas de sentido común o experiencia que resultan aplicables a cualquier tiempo y lugar y muchas chorradas también, dicho sea de paso, pero esta no me lo parece.

 

Oremos.

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