Blogia
laturanomelaponedura

INCONSCIENCIA CONSCIENTE

En el mundo en el que vivimos se identifica conciencia como algo bueno e inconsciencia como algo malo, no hace falta poner ejemplos, los hay a cientos.

 

Asimismo, cosas como el tesón, la constancia, la  determinación y el trabajo son virtudes mientras que la despreocupación, la molicie y la volatilidad son algo malo.

 

También el sufrimiento, el sacrificio y la responsabilidad se ven como algo positivo, el no dar importancia a nada, la alegría excesiva y la falta de muestras de dolor o solidaridad cuando resulta políticamente correcto, se interpretan como algo negativo, propio de personas superficiales o directamente imbéciles.

 

Se trata de una carga cultural enormemente pesada basada en la creencia de que nuestros actos tienen influencia en lo que sucede.

 

Bajo esta premisa, cualquier situación sería consecuencia de nuestras decisiones lo cual genera una gran angustia; podemos analizar el pasado y determinar que esta o aquella decisión fue errónea y mortificarnos del por qué la adoptamos, sufrir en definitiva por lo que hicimos o lo que dejamos de hacer.

 

Y el futuro aún es más mortificante, si nuestro futuro depende de nuestras decisiones, es obvio que eso nos va a generar importantes dudas acerca de cuál adoptar llegándose incluso al extremo de un bloqueo total en determinadas personas o circunstancias.

 

Todo esto es lo que hace que como ya mencioné en anteriores reflexiones, los estudiosos de la conciencia se pregunten para que sirve exactamente ya que desde un punto de vista puramente evolutivo está claro, por lo dicho precedentemente, que causa más problemas que beneficios.

 

Tantos problemas y angustias causa, que psicólogos y químicos, utilizan técnicas e inventan fármacos  encaminados, básicamente, a minimizar la ansiedad que origina creer que nuestros actos tienen repercusiones en los demás y en la realidad, creer, en definitiva, en el principio causa-efecto, traspolándolo de la física a las relaciones humanas.

 

A mi juicio, y está dicho también en alguna reflexión anterior, la función de la conciencia es bastante clara evolutivamente hablando, supone una ventaja porque al creer que nuestros actos producen consecuencias directamente atribuibles a los mismos eso hace que el Ser Humano, adopte iniciativas, invente, actúe, en definitiva más allá de los actos puramente necesarios para la supervivencia, ningún animal hace eso, los animales realizan los actos estrictamente necesarios para su supervivencia, al no tener conciencia de futuro ni de pasado sus actos no están mediatizados por lo uno y lo otro, van estrictamente a lo inmediato.

 

Es lo de la vaca que se comió el heno de un mes en un día, un animal va a lo inmediato, carece de conciencia y, por tanto, ni se angustia ni se preocupa ni por el ayer ni por el mañana.

 

Y esto es justamente, lo que recomiendan los psicólogos, filosofías de andar por casa y lo que producen los ansiolíticos, vivir el presente y despreocuparse de pasado, futuro y consecuencias de nuestros actos, aprovechar cada momento como si fuera el último, esto lo hacen los animales de serie.

 

Pero la cuestión estriba en saber si realmente nuestros actos generan consecuencias o no, lo cual no está en absoluto claro.

 

Como ya he expresado, creo firmemente que vivimos en una ilusión, la realidad es algo estático, que no podemos cambiar, no es que hagamos lo que hagamos llegaremos igualmente a un mismo punto, es que las propias decisiones que adoptamos no son tal.

 

Es una sutileza pero la diferencia es importante y la clave para entenderla nos la da la reflexión de Einstein cuando dijo que si la Luna fuese dotada de autoconciencia estaría perfectamente convencida de que su camino alrededor de la Tierra es fruto de una decisión libre. Y añadió que un ser superior dotado de una inteligencia perfecta se reiría de la ilusión de los hombres que creen que actúan de acuerdo a su libre albedrío.

 

O la de Jung cuando afirma Libre albedrío es hacer bien lo que es nuestra obligación hacer.

 

En realidad, toda esta reflexión que precede es amplísimamente aceptada, desde siempre, sobre todo en sectores científicos, ni tan siquiera la dicotomía entre física tradicional y cuántica le afecta, ni en una ni en otra es concebible algo como el libre albedrío.

 

La cuestión es porque esta idea ( o más estrictamente este hecho) no ha cuajado, no es entendida o es rechazada por la mayoría de la gente y es necesaria una pléyade de psicólogos y químicos para eliminar toda la mierda mental derivada de la misma…

 

Probablemente la sociología nos dará explicaciones válidas y también, como ya se apuntó, el propio principio de conservación/evolución.

 

En cualquier caso y mientras reflexionamos acerca de por qué nos seguimos angustiando por el futuro y lamentándonos sobre el pasado, puede ser una excelente auto-terapia ahondar en esa realidad, ni el pasado pudo ser distinto ni el futuro dependerá de nuestra voluntad (que en realidad no existe), viviremos más felices y haremos más felices a los demás, al no culpabilizarlos tampoco de su supuesta influencia en lo que nos suceda o deje de suceder.

 

Si interiorizamos el concepto,  cobra pleno sentido la filosofía de vivir cada momento como si fuera el último, ya que no somos protagonistas o actores de la realidad, somos meros espectadores de la misma forzados a participar en el espectáculo pero sin influencia en su trama o desarrollo.

 

Pero es indiscutible que cuando participamos en un espectáculo solemos pasarlo mejor, así que aunque el final este amañado y nuestra participación resulte irrelevante, sería absurdo adoptar una postura de abandono o pura contemplación, simplemente es más aburrida.

 

Por tanto creo que lo mejor es seguir participando de la ilusión (como si fuera un espectáculo de magia o una peli de ciencia ficción) pero intentando eliminar toda angustia, reproche o responsabilización de cualesquiera cosa que suceda puesto que en definitiva, no hemos tenido nada que ver con ello.

 

Todo esto no hace que por ejemplo Hitler no fuese un hijo de puta, simplemente estaba destinado, programado, o como queramos llamarlo a ser un hijo de puta, pero serlo lo es igual.

0 comentarios