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FUMAR

Quizás debido al estado “zen” que he descrito en el post precedente, he decidido dejar de fumar, llevo unos cuantos días sin hacerlo, es duro, no sé si lo lograré finalmente.

 

A pesar de que existen poderosísimas razones para no dejar de fumar, he dado este paso por dos motivos, uno el económico ya que de todos los argumentos que se dan para dejar de fumar es el único verdaderamente irrefutable y el segundo es una cuestión personal, el tabaco estaba mandando demasiado en mi vida y odio que me manden.

 

He buceado por Internet buscando información acerca de por qué y cómo dejar el hábito y lo cierto es que todo lo que he leído (en especial los foros de drogadictos balbucientes en busca de ayuda/autoayuda y compartiendo sus estúpidas experiencias) no ayudan nada, al contrario, a mi al menos me producen enormes ganas de fumar de nuevo.

 

Considero que la mayoría de lo que se dice está absolutamente equivocado y no ayuda nada a quiénes quieran dejar de fumar.

 

En primer lugar (y esto es una política tradicionalmente errónea con todas las drogas) está el asunto de la exageración de los perjuicios/beneficios.

 

Se exageran extraordinariamente los perjuicios de fumar y se exageran igualmente los beneficios de dejar de hacerlo.

 

Supongo que toda la pléyade de farsantes que practican pseudociencias (es decir, psicólogos, sociólogos y  demás) habrán llegado a la conclusión de que esto es bueno para motivar,   pero a mi juicio produce el efecto contrario.

 

Hay muchísimas personas que no padecen los nefastos efectos del tabaco que se describen y aún hay muchas más personas que cuando dejan el vicio no perciben esa ilusoria mejoría en la calidad de vida que se vende;  esto produce frustración,  sensación de engaño y, en consecuencia, recaída.

 

Hoy en día, cuando ciencias tan respetables en el pasado como la medicina se encuentran contaminadas con el capitalismo, las informaciones acerca de las bondades o maldades de tal o cual producto deben tomarse con extremada prudencia, sobre todo desde el advenimiento y loor de otra letal pseudociencia: el nutricionismo o cómo demonios se llame.

 

Pero volvamos al tema; aceptemos que todos los efectos nocivos que se atribuyen al tabaco son rigurosamente ciertos. Pues bien, aun en este supuesto estamos hablando de posibilidades y porcentajes es decir de otra perversión o pseudociencia que, como la estadística, es una excrecencia de una ciencia respetable.

 

El uso de porcentajes, probabilidades y estadísticas en general hábilmente utilizado por publicistas, voceros, políticos, pseudocientíficos y comerciantes en general, por el capitalismo en definitiva, sirve para justificar cualquier premisa y por eso mismo no resulta creíble ni convincente.

 

Pero no hacen falta estos sesudos razonamientos, en definitiva  si hablamos de posibilidades y porcentajes para mí y para muchos (aunque no lo intelectualicen igual) no puede existir nada más estúpido que intentar moldear un futuro cuando es patente que la incidencia de nuestros actos en la realidad o en lo que suceda es NULA.

 

Pero también se miente o exagera en los beneficios de no fumar,  lo cual genera decepción porque se vende que cuando se deja el tabaco nos convertimos en una especie de atletas cachas, obvio error, si eras un alfeñique fumando lo seguirás siendo sin fumar.

 

Así que los voceros hipster-defensoresdelonatural y los poderes públicos que tanto se preocupan de nuestra salud en lugar de preocuparse por erradicar las desigualdades y la mercantilización de dicha salud, harían bien en abandonar esta política de exageración, estrictamente de mentiras, si realmente quieren que más gente deje de fumar.

 

Otro asunto sobre el que se miente o se dan informaciones equívocas y que es la pregunta habitual de los fumadores que quieren dejarlo es hasta cuando dura el mono.

 

En primer lugar se da una inútil información acerca de lo que es el mono  físico y lo que es el mono psicológico.

 

Me resulta incomprensible la utilidad de esta información, cuando dejas de fumar tienes unas ganas acojonantes de hacerlo,  que sea debido a algo físico o a algo sicológico ¿qué más da?.

 

Por otro lado, se suelen dar plazos, que si dos semanas, que si un mes, que si tres meses…..

 

Esto genera falsas expectativas en quienes toman la decisión de dejar de fumar porque se esfuerzan en llegar a este o a aquel otro hito y cuando llegan y comprueban que siguen teniendo unas ganas de fumar del copón se decepcionan y recaen.

 

Particularmente he asumido que siempre voy a tener ganas de fumar con mayor o menor intensidad, básicamente porque fumar, en principio,  mola y en consecuencia, es absurdo y contraproducente ir contando los días o los planteamientos (que son el 90 %) al estilo alcoholicos anónimos.

Sin negar la eficacia que pueda haber tenido o tenga aún el planteamiento alcohólicos anónimos, para mí, ateo recalcitrante, tiene un problema, se basa en conceptos religiosos, básicamente el concepto de sacrificio,  tesón,  voluntad y otras idioteces semejantes

 

Dentro de la cultura occidental en la que nos encontramos, está fuertemente arraigada toda esa sandez judeo cristiana, del sacrificio, la penitencia y la fuerza de voluntad por lo que, algo tan costoso como dejar una drogadicción,  se plantea a menudo como una cuestión de músculo mental, hay que sufrir, controlar y echarle fuerza de voluntad y cojones;  yo  creo que esto es un error.

 

Dejando de un lado de momento  mi teoría principal (en realidad no se decide nada) y bajo la hipótesis de que sí que pudiésemos hacerlo, considero que la única forma de triunfar en esto es el autoconvencimiento.

 

Cada uno debe encontrar la motivación necesaria para dejar de fumar si es que realmente quiere hacerlo, pero debe ser una motivación PROPIA  no impostada.

 

Es decir, la pregunta que debería hacerse cualquiera que se plantee dejar de fumar es la siguiente: ¿En el caso de que fumar no causase ningún perjuicio para la salud, que fuera baratísimo y que, además, no molestase ni perjudicase a nadie, seguirías fumando?.

 

Si la respuesta a esa pregunta es positiva es que en realidad no quieres dejar de fumar y eres candidato al fracaso si lo intentas y de hecho creo que si piensas así no debieras dejar de fumar, básicamente porque lo de la salud es una filfa, puedes morir hoy mismo llevando una vida sanísima, lo del dinero pues cada uno se lo gasta en lo que le da la gana y a los demás que los jodan.

 

Hay que buscar motivaciones al margen de toda esa mierda y contestar no a la anterior pregunta.

 

En mi caso, como he comentado, mi motivación está en la cuestión de la dependencia o el hábito, lo que realmente me jode de fumar es que mande el cigarrillo, es decir en que sea el cigarrillo y no yo el que elija cuando hay que fumar y que ese vicio condicione y dirija mi vida, este es para mí el motivo para  dejar de fumar: no quiero ser un puto esclavo.

 

Y ahora, durante el doloroso proceso de deshabituación,  me doy cuenta cuánto tiempo y cuánta energía se me ha ido y se me va en el tabaco, ahora pensando constantemente en ello e intentando controlar el deseo de fumar y cuando fumaba obedeciendo al cigarro a todas horas pues era él y no yo el que elegía el momento de ser fumado y su poder pasaba por encima de cualquier cosa y cualquier circunstancia.

 

Este es mi motivo para dejar el tabaco, es poderoso y coherente y no se basa en la fuerza de voluntad por dejar algo que mola pero es perjudicial sino en dejar algo que no mola objetivamente hablando en ningún caso.

 

Espero que este razonamiento-empanada mental me sirva para dejar el tabaco definitivamente y ser libre para consumir otras drogas en las cuales sea yo y no ellas el que decida cuándo administrarlas.

 

Por último solo señalar que probablemente lo que me está resultando más costoso del proceso desde un punto de vista psicológico,  es formar parte de un colectivo,  el  de los no-fumadores, en el que el porcentaje de jilipollas es mucho mayor al del colectivo de  los fumadores.

 

En definitiva integrarme y seguir los dictados de la mayoría,  de lo correcto y de lo que predican los falsos profetas de lo natural y sano, ¡¡Que asco, yo convertido en hipster-vegano-sieso-aburrido-hombre de seny o cualquier otra aberración que se me ocurra!!!, casi todo esto abunda mucho más en el colectivo no fumador, pero bueno, es un precio que hay que pagar por liberarse de la esclavitud, la libertad es complicada de administrar y solo espero y deseo que dejar el hábito no me acabe conduciendo a alguno de esos abismos de estulticia.

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