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PROFECÍAS (HACIA LA REALIDAD VIRTUAL)

Una  de las licencias que  permite la vejez, aparte de dar consejos inútiles,  es realizar  profecías o predicciones, voy a intentar hacer ese ejercicio.

 

El nivel de fallo  de las profecías basadas en esoterismos o revelaciones místicas y similares es pura y llanamente del 100 %.

 

El de prospecciones futuristas al estilo Ray Kurtzweil  (que es lo que lógicamente voy a intentar yo), es algo más bajo pero en general también bastante poco fiable, hace un par de años fue la fecha a la  que viajaba  Marty McFlye en Regreso  al Futuro II y se apreció lo anterior con toda claridad. Estoy revisando, una vez más “The Twilight Zone” y es fascinante y produce también cierta nostalgia, observar la fe que se tenía en los 60 acerca del futuro pero su nulo nivel de acierto…

 

Dicho esto,  yo creo que el hito más relevante que va a producirse en un futuro no tan lejano es la sucesiva inmersión de todo el mundo en una realidad virtual que no tardando tanto acabará solapándose primero y luego “fusionándose” con la realidad física haciéndose prácticamente indiferenciable una de otra.

 

El proceso ya está en marcha y se produce, como es obvio, a través de la telefonía móvil, las redes sociales y los perfiles, intentaré explicarlo.

 

Las redes sociales y los perfiles vendrían a ser el software de esta nueva realidad hacia la que vamos y tiene relación con la célebre frase (que como soy viejo no recuerdo de quién es) que viene a decir que las personas son lo que son, lo que creen que son y lo que otros creen que son (siendo obviamente inaprehensible e incognoscible lo que las personas son).

 

Aparte de los diferentes perfiles que todos manifestamos en nuestra vida cotidiana (el del trabajo, el de estar con los amigos, el de tratar con los hijos etc…..) ya ahora mismo, muchísimas personas, disponen de otros virtuales, es decir son de una forma en la realidad y de otra u otras en las redes o de la misma, da igual, el caso es que de una misma persona existen uno o varios perfiles “reales” y uno o varios perfiles “virtuales”.

 

De hecho,  el perfil virtual de las personas que frecuentan redes sociales o pura y simplemente que usan el buscador de Google,  es seguramente  de una precisión, que de conocerse, resultaría espeluznante,  atreviéndome a afirmar que muy probablemente es el perfil que más se acerca a lo que la persona realmente es (que como vimos resulta incognoscible e inahaprensible).

 

Estoy convencido que esto ya existe, es decir, ya ahora mismo, compañías como Google u otras podrían establecer el perfil de casi cualquier persona con una aproximación muchísimo mayor que la que podría obtenerse en la realidad y de hecho con una aproximación tan grande a esa entelequia (cómo es la persona en realidad) que sorprendería a la persona misma.

 

Seguramente estamos ante uno de los secretos mejor guardados por Google y similares, aún no es el momento de revelar toda la inmensa, apabullante y super-precisa información de la que se dispone de todo ciudadano, si así se hiciera y la gente fuese consciente del retrato riguroso y exacto que de ella se tiene, puede que ello produjese un rechazo generalizado al ser, todos, súbitamente conscientes de que ya no queda espacio alguno de privacidad; aún  no es el momento para esta revelación….aún.

 

Pero el caso es que el software ya existe, es decir,  las personas, de forma voluntaria o involuntaria,  ya existimos en la red, en el mundo virtual, allí somos a veces lo que queremos ser y a veces lo que nuestras actividades en la red demuestran que somos, ya existimos en la red con uno o muchos perfiles virtuales y también  con el real, lo que somos, lo que creemos que somos y lo que otros creen que somos ya existe actualmente en el mundo virtual y es obvio que seguirá creciendo y creciendo….

 

Pero falta el hardware; hasta ahora es sencillo distinguir entre el mundo real y el virtual, este último implica el uso de un dispositivo, ya sea un móvil, un ordenador o lo que sea, basta levantar la cabeza para pasar de la realidad virtual a la realidad “real”.

 

De hecho aún no puede calificarse lo primero de auténtica realidad virtual, pero esto va a cambiar y lo va a hacer rápido.

 

Ya el pasado año vimos un pequeño atisbo con la revolución que produjo Pokemon Go

 

Pero el hardware actual, los móviles en concreto, son una jodienda y si perduran en el tiempo seguro que acaban creando joroba o similares a la raza humana así como dedos hipetrofiados

 

El primer paso hacia un hardware en condiciones son obviamente las gafas.

 

Las gafas (que ya están notablemente desarrolladas por muchos fabricantes) deberían conseguir mucha más fusión entre ambos mundos, deberíamos poder ver el mundo de forma similar a Robocop o Terminator, es decir ver en la pantalla de nuestras gafas wasaps, emails, fcebooks, navegar, gps, todo lo que tenemos en un móvil pero sin necesidad ni de coger el móvil ni de mirarlo.

 

Es obvio que las posibilidades que se abren  aquí ya son mucho mayores, por ejemplo,  varios usuarios con las gafas podrían ver sus respectivos perfiles en tiempo real, o sea, te cruzas por la calle con alguien y ves su perfil público (o el que quiera mostrar) solo ha de llevar unas gafas, igual que tu y la misma app que tú, un Snapchat pero visto a través de la realidad, fusionado con ella.

 

Pero las gafas son un problema (por eso nunca triunfará el actual cine en 3d) son un artilugio molesto y aunque tenga infinidad de posibilidades de diseño, implica un dispositivo externo visible para todos con las consecuencias que ello conlleva; no triunfarán jamás.

 

Las gafas se irán sofisticando y puede que se reduzcan a una mera lentilla pero seguramente en el futuro serán algún tipo de electrodo en la cabeza que nos permita manejar todo el software con el mero pensamiento y recibir información en tiempo real y directamente desde nuestros ojos tanto de las personas o cosas que vemos en ese preciso instante como el resto de informaciones y “servicios” de los que ahora disponemos a través del móvil.

 

Imaginemos pues, iremos andando por la calle y veremos, encima de cada persona, a modo de holograma, la información que esa persona quiere revelar de sí mismo en ese instante o incluso el “estado” en el que se encuentre.

 

Las personas, en lugar de vestirse de una u otra manera (que también lo harán) mostrarán uno u otro estado, uno u otro perfil dependiendo dónde estén, con quién estén o lo que hagan existiendo, incluso, la posibilidad, de dejar que sea el software el que cree nuestro perfil a tenor de la información que disponga sobre nosotros.

 

Como la tecnología genera molicie, esta opción será a la larga la que elijan la mayoría de los usuarios porque en general resultará mucho mejor que las opciones personalizadas. Esto ya lo vemos con todo, la gente le da al siguiente, siguiente, casi nadie personaliza nada….

 

Pero claro, por qué estar constreñidos a nuestra apariencia “real”, es obvio que igual que facilitamos información o perfiles sobre nosotros mismos podremos generar un avatar o proyección virtual de nosotros mismos y ser, de esta forma, lo que queremos ser o lo que queremos proyectar, que al final es lo mismo; la vieja distinción entre lo que se es, lo que creemos que somos y lo que los demás creen que somos dejará de tener el mismo sentido que hasta ahora.

 

Llegados a este punto, cuando se abandonen los iniciales temores y reticencias y cuando un número significativo de personas dejen que sea el software el que cree su perfil, estrictamente su personalidad, la persona misma, habremos fusionado realidad virtual y “real”; las consecuencias (buenas, malas o inanes) cada uno las valore.

 

Aunque tal vez la pregunta más apasionante que esto suscita es ¿no habrá esto sucedido ya, hace eones?.

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