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ISLAMISMO RADICAL

Creo que a estas alturas del blog debería quedar claro  que, en tanto que ateo practicante, militante y proselitista, estoy en las antípodas del islamismo radical.

 

También he de dejar claro que pese a que considere a la raza humana en general digna de su eliminación inmediata, deploro el asesinato indiscriminado bajo la premisa de que en las guerras mueren inocentes, usado por los terroristas en general.

 

Dicho esto, debo decir también que aunque obviamente no comparta prácticamente nada de sus postulados, entiendo perfectamente el atractivo que para algunos puede despertar  el islamismo radical;  ya me he referido antes a ello pero abundo en el asunto.

 

En primer lugar hay que descartar las  explicaciones fáciles (propias de las estrecheces de miras y contaminación capitalista) de que el atractivo viene dado por que les pagan (a ellos o a sus familias), porque son pobres o porque son fanáticos religiosos. No digo que esto  no esté en el origen en algunos casos, pero desde luego,  no parece que ninguna de esas cuestiones explique por qué abrazan el islamismo personas sin demasiados problemas económicos o con un pasado agnóstico o directamente ateo.

 

Como asimismo he mencionado, yo creo que uno de los  principales atractivos del islamismo (incluso para mí lo tiene en ese concreto  sentido) es que dispone de una moral y  de una estructura de valores, conceptos ambos,  total y absolutamente desaparecidos del mundo occidental ello prescindiendo de que su moral y estructura de valores sea estúpida e infumable.

 

Aunque es cierto que en el mundo occidental (por desgracia) aún perviven fuertes integrismos religiosos (las dos lacras más grandes de la humanidad son la religión y el nacionalismo que en el fondo son facetas de lo mismo) los conceptos bien y mal, correcto o incorrecto han sido en realidad sustituidos por adecuado o inadecuado, conveniente o no conveniente, útil o inútil, factible o no factible…

 

Estos matices son extraordinariamente importantes, no es lo mismo decir que hay que hacer algo porque pura y llanamente es lo correcto aún cuando hacerlo nos comporte nulos beneficios e incluso penalidades y sacrificios, que decir que hay que hacer algo porque resultará beneficioso para unos pocos o para el conjunto.

 

En el mundo occidental, fruto del triunfo devastador del capitalismo, todo se mide en términos de beneficio.

 

Incluso los partidos que la derecha llama ¡radicales!, como Podemos y similares (que en una concepción clásica de la izquierda estarían en la social-democracia, como mucho), han entrado en el juego, venden beneficios, venden capitalismo.

 

Aparte de no cuestionar la propiedad privada ni impetrar la redistribución de la riqueza (omisiones estas que inmediatamente hacen que no puedan llamarse de izquierdas) pretenden vender una realidad en la que todo el mundo vivirá mejor y obtendrá, por tanto, un beneficio

 

Capitalismo, pues,  puro y duro puesto que lo que se vende  es el más abominable y letal de los conceptos acuñados por el sistema: “el Estado del bienestar”.

 

El estado islámico vende otra cosa, lo que tendría que vender en realidad la izquierda, si fuera tal izquierda (mutatis mutandi obviamente).

 

Un gobierno de verdad de izquierdas no solo no traería bienestar, progreso y felicidad, sino que traería enormes penurias, calamidades y haría que la crisis que ahora padecemos fuera pura filfa, eso si todas esas naciones “amigas” no montaban una guerra para acabar con la aventura.

 

¿Por qué pues habría que votar a alguien así o instaurar un gobierno así?. Muy sencillo, porque es lo correcto, es lo justo;  y lo correcto y lo justo hay que hacerlo aunque nos reporte penalidades y sacrificios.

 

La propiedad privada tal y como está configurada es puramente un robo y las desigualdades sociales una vergüenza, hay que acabar con ello aunque el precio no compense el resultado porque no se trata de conveniente o inconveniente, se trata de justo o injusto.

 

Este concepto es el que es inexistente en el mundo occidental y el que sin embargo vende el movimiento islámico por eso tiene tanto atractivo porque aunque por culpa de su absurda religión y de la práctica del asesinato indiscriminado resulte odioso y deplorable, tiene algo que el resto del mundo no tiene, un sentido muy claro de lo que es justo e injusto, del bien y del mal.

 

Y la cosa es que como comentaba en otro post,  a la inmensa mayoría de la gente no le gusta ser libre sino que prefieren que les digan lo que han de hacer, con lo cual, el radicalismo islámico  puede resultar inmensamente atractivo  para quienes buscan dotar un sentido a su vida, para quienes odian y deploran la ausencia de valores del mundo occidental o simplemente para los pusilánimes.

 

Particularmente añoro un movimiento similar pero que fuera total y absolutamente ateo y que discriminara a la hora de realizar acciones, si algún día surgiese algo así creo que nos sorprenderíamos lo atrayente  que podría resultar para muchos y lo molesto que podría ser para un poder que, en las actuales circunstancias, no se ve inquietado por nada ni por nadie.

 

Lo que no se logró con siglos de esclavitud y explotación se ha conseguido simplemente haciendo propietarios a los pobres, aunque sea de migajas, el temor a perder lo que se tiene, aunque sean las sobras, ha instaurado la cobardía y la sociedad genuflexa en la que vivimos; ninguna otra anterior tuvo unos siervos más sumisos y dóciles que los de ahora a los que ni tan siquiera hace falta reprimir, solo amedrentarles con que van a perder simples objetos y simples e innecesarias comodidades y privilegios.

 

Imaginemos una sociedad, pues, que estuviese dispuesta a perderlo todo para lograr una idea, un sueño o una utopía, sería invencible…

 

Naturalmente todo eso no es posible porque por encima de estas minucias existe lo que es el problema realmente irresoluble; que al Ser Humano le faltan muchísimos años de evolución porque el Ser Humano, hasta que de forma espontánea (no por imposición) desarrolle una conciencia “de especie” no es más inteligente que un Donut.

 

Mientras tanto seguiremos como forzados espectadores de la barbarie de unos y otros con la única  esperanza de que en una de estas lo manden todo a tomar porculo y así quizás, con un nuevo comienzo desde la nada,  pueda darse algún paso evolutivo en la dirección correcta.

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