Blogia
laturanomelaponedura

INMORALIDAD

 Me gustaría empezar a centrar conceptos.

 

Desde esta página,  mis críticas al sistema capitalista han sido constantes.  Para que quede bien claro lo que pienso me reafirmo: no soy demócrata ni creo en la democracia, detesto, por lo que en seguida diré, el sistema capitalista,  y   considero que solo una dictadura buena (como las que definía Aristóteles) sería un gobierno aceptable.

 

Destaco (ante la sorpresa y el anatema que pueden producir las afirmaciones precedentes) que en una dictadura ya vivimos porque lo de la democracia no es más que una pantomima que nos dejan realizar en los países relativamente ricos.

 

Así que en realidad no pido un cambio de sistema sino una adecuación de lo formal a lo material y en el que los destinos de las gentes en lugar de estar regidos por la inmoralidad estuviesen regidos por la virtud.

 

Dicho esto, es forzoso referirse a que el sistema capitalista, con mucha diferencia, es el que mayor prosperidad ha traído a lo largo de la historia.

 

No hay color, incluso con las enormes desigualdades que aún existen, jamás en la historia de la humanidad hubo menos; hoy en día los pobres son menos pobres y hay menos pobres que nunca.

 

También la esperanza de vida ha aumentado gracias al capitalismo; es interesante leer algún libro que nos recuerde las condiciones de vida de no hace tanto tiempo, los avances en todos los sentidos que ha propiciado el sistema capitalista no tienen parangón.

 

Supongo que este razonamiento estará en la base de esos partidos que se dicen de izquierdas e incluso ¡¡¡anticapitalistas!!! (como la supremacista CUP) que abogan por una especie de generalización de la riqueza, se trataría de que todos viviésemos de puta madre, como los ricos, el viejo sueño socialdemócrata de tomar lo mejor del socialismo y lo mejor del capitalismo.

 

Además de lo anterior, también es un hecho que absolutamente todos los experimentos que se han realizado al margen del sistema capitalista han fracasado de forma estrepitosa generando escenarios horrísonos incluso peores que los que existían en los regímenes anteriores.

 

¿Qué motivos, pues, podrían existir para abominar del citado sistema que, en sus propios términos, es enormemente beneficioso?.

 

¿Y por qué no seguir explorando la fórmula socialdemócrata, única que parece haber dado resultados plausibles, en lugar de lanzarse a aventuras sin un destino claro?.

 

Pues muy sencillo, porque el fundamento del sistema es INMORAL.

 

La moral es un término del que ilícitamente se han apropiado las religiones, de ahí que el uso de tal término haya caído en desgracia.

 

Por otro lado, para poder seguir en el sistema capitalista sin que nos den arcadas, todos hemos desarrollado un considerable relativismo  que nos hace huir de este tipo de conceptos, total y absolutamente incompatibles con nuestra realidad cotidiana.

 

Nos ha maleado el propio sistema,  ya nadie habla de justo o injusto, moral o inmoral. Hablamos de BENEFICIO y como hablamos de beneficio y de cuestiones OBJETIVAS,  el sistema no se cuestiona puesto que como antes razonamos, objetivamente hablando y en términos de beneficio no existe sistema mejor.

 

Pero OLVIDAMOS que es fundamento de dicho sistema la codicia, la avaricia, el amparo de la injusticia y la desigualdad y del fuerte frente al débil, hablamos en definitiva,  de un sistema inmoral y abyecto que debiera ser combatido y destruido, aunque ello comportase sufrimiento, dolor  e ir a una sociedad muchísimo peor en términos de bienestar y beneficio personal.

 

Esta es la cuestión, ¿cuántas personas estarían dispuestas a sacrificar su bienestar personal y el bienestar en general para erradicar un  sistema basado en la inmoralidad más absoluta?.

 

Personalmente creo que aunque a día de hoy hablemos de algo residual o patrimonio de algunos iluminados que pretenden llevarnos a escenarios aún más inmorales de los existentes mediante el asesinato indiscriminado, esta idea irá desarrollándose en el futuro, porque el Ser Humano, a pesar de su patética estupidez, detesta intrínsecamente la injusticia, la desigualdad y la inmoralidad (recordemos aquel experimento del que hablaba en La Charca) y ha desarrollado nobles sentimientos como la envidia, la venganza y  el resentimiento  (se consideran algo malo porque así lo han determinado los ricos y su aliada, la iglesia) que a la larga puede que vuelvan a reequilibrar la balanza aunque sea momentáneamente.

 

En general las revoluciones han servido de poco, pero cualquiera de ellas tiene un momento inicial que lo justifica todo, cuando los pobres ajustician a los ricos….

 

No jaleemos precipitadamente esa agradable idea (imaginemos una bomba de neutrones sobre Montecarlo, por ejemplo); ahora nosotros, todos nosotros, somos los ricos.

0 comentarios