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ASUNTO ZANJADO

Tras este paréntesis vuelvo a no hablar de política. Ha sido un paréntesis odioso.

 

Me siento como un imbécil por haber picado, como todo el borreguismo, como todo lo que tanto abomino. Hasta tal punto he picado, que traicionando mis más elementales principios, incluso fui a votar.

 

Lo de menos es lo que votase, cualquier elección (en todas las elecciones pero más en estas) era ful; ya se sabe,  por aquello ya comentado de los packs miras de elegir lo menos malo pero te viene con un pack y una mochila….

 

Dado que el independentismo y los independentistas (salvo los coyunturales) para mí son la peor escoria que existe y además no son rehabilitables, por ello me regí, aunque, insisto, lamento haber votado, ya no lo haré más.

 

Confieso que me asusté, que me dejé llevar por la histeria colectiva, lo cual es tanto más doloroso en la medida que fue provocada por unos individuos de un nivel cultural ínfimo y de una catadura moral nula, quizás fue por eso y por el temor a que el cerrilismo nos llevase a abismos insondables que fui a votar; no insistiré (me remito a las entradas precedentes) a que afortunadamente todo esto está acabado.

 

Sí insistiré en un concepto que espero sea útil para aquellos que aún no se hayan liberado de toda esta estupidez.

 

He descubierto con sorpresa que esto, al parecer ya lo dijo Ortega,  lo de aquí, de Cataluña, pura y llanamente no tiene solución, asimilar este concepto es lo que nos hará vivir felices.

 «Yo sostengo que el problema catalán, como todos los parejos a él, que han existido y existen en otras naciones, es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar, y al decir esto, conste que significo con ello, no sólo que los demás españoles tenemos que conllevarnos con los catalanes, sino que los catalanes también tienen que conllevarse con los demás españoles»

Ha pasado lo mismo que con mi enfermedad (pancreatitis, tal vez crónica); durante muchos meses viví angustiado hasta que una doctora de la SS me hizo ver la realidad esto ni se sabe de dónde viene ni se sabe cómo se cura, cuando esto se asume y comprende se vive infinitamente más feliz.

 

Hay una variable distinta en el asunto del independentismo, mientras que la pancreatitis es impredecible,  en el asunto de la matraca hay una certidumbre: Cataluña nunca será independiente,  pero insisto, esto es irrelevante, lo relevante es que es un asunto sin solución, como el de los árabes y los judíos.

 

Lamento, y mucho, darle la razón a Trump con el tema de la capitalidad de Jerusalén, pero la tiene y la cosa es extrapolable a la independencia.

 

Trump ha asumido que este asunto no tiene solución y que los árabes haga lo que haga le van a odiar igual mientras que los judíos le van a dar beneficios cuanto más los apoye pues: la solución está clara.

 

Lo de aquí es lo mismo, es una estupidez intentar satisfacer los deseos de los independentistas porque son insaciables y siempre, se haga lo que se haga, estarán descontentos.

 

Incluso si se les diera la independencia estarían descontentos, porque achacarían todos sus inevitables males, a la herencia de España, al boicó de España o a cualquier otra sandez que les eximiese de responsabilidad.

 

El independentismo es infantil en el fondo y en la forma, un adolescente malcriado que no tiene culpa de nada.

 

Así que como se suele decir a los niños malcriados: ahora llorarás por algo.

 

La postura del Estado (y en este punto concreto apoyo sin dudarlo a Ciudadanos, a la FAES o al Anticristo, si procediere) ha de ser de intransigencia total y absoluta, y de hecho debiera entrarse a saco para desmontar no ya el independentismo, sino el catalanismo y por supuesto, llegar hasta el fondo con los procedimientos judiciales; sin piedad.

 

Esto no generará más separatistas y si lo hace es exactamente lo mismo, el Estado tiene más poder,  por tanto es un problema sin solución,  aunque con un más que probable vencedor y vencido; los perjudicados reales, naturalmente los ciudadanos, pero eso pasaría lo mismo con una política “blanda”, los independentistas han decidido suicidarse y arrastrarnos a todos  a su inmolación, ¿qué le vamos a hacer!, insisto, no hay solución (salvo sobrevivir)  y lo harían igual con cualquier política que se aplicase.

 

Quien esto lea creerá que me he vuelto fascista o que ya lo era, porque lamentablemente se identifica a la izquierda con quien apela al diálogo (aunque sea imposible o baladí) o a quien se muestra tolerante y hasta comprensivo con aquellas ideologías que no comparte e incluso (aunque sea una falacia descomunal) a quien está a favor de autonomías, autogobiernos, referéndums pactados o autodeterminaciones.

 

Pues bien, desde mi punto de vista, lo que ha acabado con la izquierda (por eso no voto) es su incapacidad para defender principios claros y coherentes, en lugar de limitarse a la crítica sistemática a los partidos de derecha y apoyar lo contrario que éstos apoyan.

 

Esto, desde mi punto de vista, es un error insalvable de todos los partidos (por eso no voto), la obsesión de jamás dar la razón aunque la tenga, a otro partido de distinta cuerda  generándose de esta forma menús de imposible digestión.

 

El nacionalismo es malo SIEMPRE, sin excepción, es enemigo del famoso  pueblo SIEMPRE, sin excepción y patrimonio de la derecha SIEMPRE,  SIN EXCEPCIÓN y por tanto debe combatirse a muerte SIN EXCEPCIÓN y en cualquier caso, se vista como se vista y adopte la patina que adopte.

 

Da igual que quienes lo defiendan parezcan gentes de buena fe e incluso bondadosas (curas siempre hay a cascoporro en estas vainas) el nacionalismo  es la sublimación de la propiedad privada, del tribalismo y de la babeliana  división, el germen de todos los males de La Humanidad y lo que aleja a ésta de la posibilidad de trascender,   no caben matices de ninguna especie ni pactos, ni soluciones intermedias, insisto, se debe combatir a muerte implique las alianzas o renuncias que implique, es prioritario a cualquier otra lucha cosa porque solo engendra maldad.

 

Los nacionalismos buenos que puedan haber existido solo se dan cuando el nacionalismo se usa como pretexto para liberarse de una opresión, discriminación o limpieza étnica  REAL Y TANGIBLE, la cual desde luego dista mucho de existir en Cataluña y en general estos nacionalismos buenos precisamente porque llevan el germen del mal acaban degenerando en cosas iguales o perores que las que combatieron.

 

Resumiendo, me la trae al pairo (como siempre) lo que piense la gente de mis posturas (a menudo extremas y aparentemente estrafalarias con relación a la normalidad) pero lo que nunca haré será traicionar los principios básicos y elementales de las únicas ideologías que propusieron  y tuvieron posibilidades reales de cambiar las cosas  o al menos fueron justas en sus planteamientos,  ni siquiera para intentar conseguir esos fines (pues tampoco comparto el apotegma de que el fin justifica los medios).

 

En cualquier caso, doy por zanjada mi vuelta provisional a la política espero que para siempre. Ah, y pese a todo, sigo sin fumar, esto es lo único que saco en positivo de esta crisis. Si esta mierda  no me ha hecho volver a fumar es que puedo con todo….  

THE WALKING DEAD

Aparte de la cosa simbólica: "semos munchos", dirán unos y otros, y "hemos ganado" dirán unos y otros, estas elecciones no sirven para nada (como todas dicho sea de paso), pero estas en especial no valen  para resolver el asunto del "prucés", me refiero, que parece ser que es el tema central.

 

El "prucés" está muerto, aunque no enterrado, es literalmente The Walking Dead.

 

Estuvo muy vivo el 1-0 (ante  la torpeza gubernamental y la sospechosa tibieza de los mossos) y los momentos ulteriores, hasta la DIU, porque DUI no era, desde luego.

 

Descubierto el farol y mosqueado el Estado, y mucho,  el "prucés" seguirá, tal vez siempre, con la matraca, perdiendo y ganando adeptos según como vaya el tema, pero el "prucés"está muerto aunque sus seguidores no lo vean.

 

Veía hace poco un documental en la tele de los años 80, era espeluznante comprobar como en 1980 hubo más de 100 muertos en Euskadi pero era mucho más espeluznante comprobar la "normalidad" con que se asumían esos muertos.

 

Se mencionaba un atentado con 30 y pico niños muertos que lógicamente copó todas las portadas y que, ese mismo día, por la tarde, hubo dos atentados más con dos muertos. Lo espeluznante: Esos dos muertos apenas ocuparon pequeñas reseñas, hasta tal punto estaba asumida la violencia.

 

Supongo que para la gente de ETA e igualmente para la percepción general, ETA estaba muy lejos de ser derrotada y el separatismo vasco lejos también de desaparecer.

 

Sin embargo, visto con perspectiva, y relacionándolo con lo que sucede ahora, la cosa es distinta, ETA y el independentismo, como pasa ahora en Cataluña, estaban muertos.

 

Lo estaban porque el Estado había decidido que no se iba a rendir y había asumido cualquier coste para lograr la victoria, ETA también pero ETA nunca podría  ganar una guerra abierta con el Estado, la aritmética no falla, (a favor del Estado hay más personas y tiene más medios).

Es lo mismo que ahora, haya o no haya violencia y hagan lo que hagan los terceros.

Otro error del "prucés" pensar que si se diera un apoyo exterior (que tampoco existe), el Estado bajaría del burro.

 

A pesar de la extraña percepción de los prucesistas que les hace sentirse daneses, suecos  o cualquier otra nacionalidad a cuál más aburrida y triste, estamos (afortunadamente) en  el mediterráneo; a mayor presión, mayor resistencia.

 

Lo dijo Tardá (aunque costó entenderle dado el extraño idioma que habla). "La independencia será pacífica o no será": pues no será, así de fácil, si no se obtuvo violentamente menos se hará apelando a los mundos de Yupi, ni violentamente, como prefieran.

EL PROBLEMA CATALÁN

 Dije que no hablaría de política: mentí.

Lamento acudir a los tópicos pero quizás el problema sea de mentalidad, por estos lares las imposiciones no gustan.

Seguramente en las Islas Británicas, y no digamos ya en Canadá, la gente sea más pragmática y piensen en términos perjuicio-beneficio pero por aquí esto no sucede.

No está de más recordar lo que pasó cuando la invasión napoleónica, Francia traía la revolución y el progreso pero aquí se gritaba “queremos las cadenas absolutistas”, pura y llanamente porque era una “imposición”.

Por parte del independentismo se ha caído en el enorme error de pensar que si se generaba una situación insostenible o muy difícil para España (en términos económicos o de presión internacional), acabaría cediendo: CRASO ERROR que además olvida lo que sucedió con ETA.

Con ETA, a pesar de los muertos, a pesar de la presión exterior y a pesar de todas las apelaciones al diálogo de todas las formas imaginables, España no cedió y acabó con esa lacra usando básicamente la fuerza sin importarle el costo.

Muchos independentistas (ayer lo sugería Lluis Llach cuando animaba a generar problemas que subieran la prima de riesgo), estarían dispuestos a arriesgar su propio bienestar, su vida o lo que hiciera falta para lograr su propósito,  pero olvidan que muchos de los no independentistas TAMBIÉN.

Es un enorme error pensar que España cederá por actuaciones de fuerza (sean violentas o “pacíficas”), eso no va a suceder nunca  y cuanto mayor sea el “sufrimiento” de España y mayor la crítica internacional, mayor será su resistencia (al revés también).

Y lo de los referéndums pactados y demás aquí no funciona, no somos Canadá ni el Reino Unido, solo se aceptaría el resultado favorable.

Si saliese sí a la independencia, se ejecutaría de inmediato y no se permitiría (con el consiguiente problema) ni plantear revocarla con otro referéndum. Si saliese que no, a los 10 segundos estarían pidiendo un nuevo referéndum.

Así que no nos engañemos, esto no tiene solución sencilla y, como no la tiene puede que  se intente aplicar la única que parece haber tenido resultado (en el caso de ETA), cárcel, cárcel y cárcel.

Es muy triste pero creo que, por desgracia, no existe otra solución y esta ya veremos….

POLÍTICA

Dije que no hablaría de política y aunque me voy a referir a la situación de Cataluña tangencialmente, voy a procurar no hacerlo y hablar solo de generalidades.

 

Dejé claro en posts anteriores que abandoné la vieja idea de que la democracia, siendo mala,  es el mejor de los sistemas posibles, no soy demócrata.

 

Por eso me sorprende que quienes sí lo son o lo proclaman (o sea casi todos y a pesar de que la palabra democracia no significa nada porque todo el mundo la usa) no caigan en la cuenta de uno de sus principales problemas: el voto.

 

El político no gobierna para el bien común o de acuerdo con unas determinadas ideas o creencias, gobierna para obtener votos o para no perderlos.

 

Esto es algo evidente, sin embargo o la gente no lo entiende o pide imposibles.

 

Porque es imposible pedirle a Rajoy (personificación de uno de los malos para un bando) que haga determinadas cosas. Rajoy está en el poder (entre otras cosas) porque muchos le votaron justo para que no pactase con Cataluña y tuviese mano dura con las veleidades independentistas; en consecuencia, si Rajoy hiciera lo que le dicen que haga,  se suicidaría políticamente, no se le puede pedir tal cosa.

 

Y es patente que en el otro bando pasa lo mismo. Condemor (el malo para los otros), no puede reconsiderar su postura porque está en el poder justamente porque ha dicho que iba a seguir adelante contra viento y marea y bajar del burro le supondría perder un increíble número de votos.

 

Así que no entiendo todas esas apelaciones al dialogo a la moderación y otras sandeces semejantes. El problema no es Rajoy, Condemor, Trump, el problema son quienes les votan (yo no voto porque no creo en la democracia así que puede que no tenga derecho a protestar, como dicen a veces, pero tampoco he participado en la elección de semejantes zotes).

 

A todo esto, el resto de los partidos intentando arrebañar  los votos que se escapen de uno y del otro en una actuación total y absolutamente lamentable luciendo el oportunismo más obsceno que pueda imaginarse.

 

Y tenemos al otro actor principal,  la prensa independiente al servicio de este o aquel medio que apoya a unos y a otros para vender. No olvidemos nunca que el propósito de los medios no es ni informar, ni opinar sino que el objetivo de los medios es VENDER, de ahí que una misma empresa tenga medios de todos los espectros políticos, así vende más.

 

En este escenario apelar al sentido común es como clamar en el desierto pura y llanamente porque somos idiotas y tenemos lo que merecemos.

 

O somos capaces de liberarnos de toda la idiotez y alienación que nos han insuflado y siguen insuflando o no hay nada a hacer.

 

O generamos estructuras al margen del poder establecido y fuera del marco de juego convencional o no hay nada a hacer.

 

Y lo curioso es que vivimos en la única época conocida de la historia en la que debido a la globalización de las comunicaciones,  podrían superarse lacras como el nacionalismo o la religión que nos siguen jodiendo la vida mental y físicamente. Claro que el ser humano, superada la estupidez de la religión, del nacionalismo y del capitalismo no tardaría  ni 10 segundos en generar otra monstruosidad porque siempre habría alguien que pensaría como obtener un beneficio….

 

Realmente el único futuro esperanzador es la total extinción de la Raza Humana y su sustitución por individuos no dependientes de la biología. Afortunadamente no creo que ese futuro esté tan lejos como parece.

INMORALIDAD

 Me gustaría empezar a centrar conceptos.

 

Desde esta página,  mis críticas al sistema capitalista han sido constantes.  Para que quede bien claro lo que pienso me reafirmo: no soy demócrata ni creo en la democracia, detesto, por lo que en seguida diré, el sistema capitalista,  y   considero que solo una dictadura buena (como las que definía Aristóteles) sería un gobierno aceptable.

 

Destaco (ante la sorpresa y el anatema que pueden producir las afirmaciones precedentes) que en una dictadura ya vivimos porque lo de la democracia no es más que una pantomima que nos dejan realizar en los países relativamente ricos.

 

Así que en realidad no pido un cambio de sistema sino una adecuación de lo formal a lo material y en el que los destinos de las gentes en lugar de estar regidos por la inmoralidad estuviesen regidos por la virtud.

 

Dicho esto, es forzoso referirse a que el sistema capitalista, con mucha diferencia, es el que mayor prosperidad ha traído a lo largo de la historia.

 

No hay color, incluso con las enormes desigualdades que aún existen, jamás en la historia de la humanidad hubo menos; hoy en día los pobres son menos pobres y hay menos pobres que nunca.

 

También la esperanza de vida ha aumentado gracias al capitalismo; es interesante leer algún libro que nos recuerde las condiciones de vida de no hace tanto tiempo, los avances en todos los sentidos que ha propiciado el sistema capitalista no tienen parangón.

 

Supongo que este razonamiento estará en la base de esos partidos que se dicen de izquierdas e incluso ¡¡¡anticapitalistas!!! (como la supremacista CUP) que abogan por una especie de generalización de la riqueza, se trataría de que todos viviésemos de puta madre, como los ricos, el viejo sueño socialdemócrata de tomar lo mejor del socialismo y lo mejor del capitalismo.

 

Además de lo anterior, también es un hecho que absolutamente todos los experimentos que se han realizado al margen del sistema capitalista han fracasado de forma estrepitosa generando escenarios horrísonos incluso peores que los que existían en los regímenes anteriores.

 

¿Qué motivos, pues, podrían existir para abominar del citado sistema que, en sus propios términos, es enormemente beneficioso?.

 

¿Y por qué no seguir explorando la fórmula socialdemócrata, única que parece haber dado resultados plausibles, en lugar de lanzarse a aventuras sin un destino claro?.

 

Pues muy sencillo, porque el fundamento del sistema es INMORAL.

 

La moral es un término del que ilícitamente se han apropiado las religiones, de ahí que el uso de tal término haya caído en desgracia.

 

Por otro lado, para poder seguir en el sistema capitalista sin que nos den arcadas, todos hemos desarrollado un considerable relativismo  que nos hace huir de este tipo de conceptos, total y absolutamente incompatibles con nuestra realidad cotidiana.

 

Nos ha maleado el propio sistema,  ya nadie habla de justo o injusto, moral o inmoral. Hablamos de BENEFICIO y como hablamos de beneficio y de cuestiones OBJETIVAS,  el sistema no se cuestiona puesto que como antes razonamos, objetivamente hablando y en términos de beneficio no existe sistema mejor.

 

Pero OLVIDAMOS que es fundamento de dicho sistema la codicia, la avaricia, el amparo de la injusticia y la desigualdad y del fuerte frente al débil, hablamos en definitiva,  de un sistema inmoral y abyecto que debiera ser combatido y destruido, aunque ello comportase sufrimiento, dolor  e ir a una sociedad muchísimo peor en términos de bienestar y beneficio personal.

 

Esta es la cuestión, ¿cuántas personas estarían dispuestas a sacrificar su bienestar personal y el bienestar en general para erradicar un  sistema basado en la inmoralidad más absoluta?.

 

Personalmente creo que aunque a día de hoy hablemos de algo residual o patrimonio de algunos iluminados que pretenden llevarnos a escenarios aún más inmorales de los existentes mediante el asesinato indiscriminado, esta idea irá desarrollándose en el futuro, porque el Ser Humano, a pesar de su patética estupidez, detesta intrínsecamente la injusticia, la desigualdad y la inmoralidad (recordemos aquel experimento del que hablaba en La Charca) y ha desarrollado nobles sentimientos como la envidia, la venganza y  el resentimiento  (se consideran algo malo porque así lo han determinado los ricos y su aliada, la iglesia) que a la larga puede que vuelvan a reequilibrar la balanza aunque sea momentáneamente.

 

En general las revoluciones han servido de poco, pero cualquiera de ellas tiene un momento inicial que lo justifica todo, cuando los pobres ajustician a los ricos….

 

No jaleemos precipitadamente esa agradable idea (imaginemos una bomba de neutrones sobre Montecarlo, por ejemplo); ahora nosotros, todos nosotros, somos los ricos.

LIVORNO

Este verano, de vacaciones por Florencia con mi esposa, decidimos abandonar el rebaño turístico y explorar la ciudad de Livorno.

 

Nos encontramos con una ciudad con una ENORME línea de mar, con canales por los que circulan embarcaciones y con edificios junto a la costa de cierto empaque, representativos quizás de épocas más boyantes.

 

Me recordó sobremanera a como era Barcelona antes de Maragall, una ciudad con muchos kilómetros de mar pero que vivía de espaldas a él.

 

De hecho una buena parte de la costa (playa no hay, son rocas) está ocupada por baños privados (como en Barcelona los baños San Sebastián, Astillero, etc.) amparados, supongo, en una Ley de Costas distinta a la nuestra.

 

Los baños, como sucedía con los de Barcelona,  son en general para público muy humilde y el día que fuimos estaban atestados.

 

También en general, los locales, bares y demás situados junto al mar son frecuentados por gente humilde, con precios en consecuencia (menos de la mitad que en Florencia), abundan las familias con niños y los viejos, muchos parecen conocerse puesto que se saludan y hablan.

 

Ante este potencial y existiendo como existe incluso una primigenia infraestructura turística (los baños), sorprende sobremanera que ni los codiciosos hosteleros, ni el codicioso Ayuntamiento ni en definitiva,  toda la cadena de la avaricia y el beneficio capitalista no haya elaborado planes y realizado proyectos para explotar el lugar.

 

Debe existir algún ignoto factor que de momento lo impide.

 

Porque sin duda el potencial de explotación es IMPRESIONANTE.

 

Maleados por lo que estamos viviendo en Barcelona,  incluso mi mujer y yo empezamos a pergeñar lo que podría hacerse aquí y allá, en definitiva, las posibilidades de un lugar total y absolutamente en bruto, firme candidato a la más salvaje de las gentrificaciónes.  

 

Hasta que caímos en la cuenta que si LIVORNO algún día se volvía “mona” y “bonita” ya no sería el hogar de quienes ahora la habitan, sino de extranjeros vociferantes con sombreros mejicanos, porque los livorneses que ahora la disfrutan ya no podrían ir a pasar las tardes de domingo junto al mar; ni ningún día, los precios se dispararían…

 

Así que de alguna forma añoré aquella Barcelona gis, anodina y más fea que Picio de antes de las olimpiadas y que por desgracia ya no volverá.

 

Nos estamos cargando el planeta de muchas formas y una de ellas es mediante la sobreexplotación de todo, directa consecuencia de un sistema que considera la codicia, la obtención de beneficio o el crecimiento como una virtud en lugar de cómo una auténtica plaga.

ISLAMISMO RADICAL

Creo que a estas alturas del blog debería quedar claro  que, en tanto que ateo practicante, militante y proselitista, estoy en las antípodas del islamismo radical.

 

También he de dejar claro que pese a que considere a la raza humana en general digna de su eliminación inmediata, deploro el asesinato indiscriminado bajo la premisa de que en las guerras mueren inocentes, usado por los terroristas en general.

 

Dicho esto, debo decir también que aunque obviamente no comparta prácticamente nada de sus postulados, entiendo perfectamente el atractivo que para algunos puede despertar  el islamismo radical;  ya me he referido antes a ello pero abundo en el asunto.

 

En primer lugar hay que descartar las  explicaciones fáciles (propias de las estrecheces de miras y contaminación capitalista) de que el atractivo viene dado por que les pagan (a ellos o a sus familias), porque son pobres o porque son fanáticos religiosos. No digo que esto  no esté en el origen en algunos casos, pero desde luego,  no parece que ninguna de esas cuestiones explique por qué abrazan el islamismo personas sin demasiados problemas económicos o con un pasado agnóstico o directamente ateo.

 

Como asimismo he mencionado, yo creo que uno de los  principales atractivos del islamismo (incluso para mí lo tiene en ese concreto  sentido) es que dispone de una moral y  de una estructura de valores, conceptos ambos,  total y absolutamente desaparecidos del mundo occidental ello prescindiendo de que su moral y estructura de valores sea estúpida e infumable.

 

Aunque es cierto que en el mundo occidental (por desgracia) aún perviven fuertes integrismos religiosos (las dos lacras más grandes de la humanidad son la religión y el nacionalismo que en el fondo son facetas de lo mismo) los conceptos bien y mal, correcto o incorrecto han sido en realidad sustituidos por adecuado o inadecuado, conveniente o no conveniente, útil o inútil, factible o no factible…

 

Estos matices son extraordinariamente importantes, no es lo mismo decir que hay que hacer algo porque pura y llanamente es lo correcto aún cuando hacerlo nos comporte nulos beneficios e incluso penalidades y sacrificios, que decir que hay que hacer algo porque resultará beneficioso para unos pocos o para el conjunto.

 

En el mundo occidental, fruto del triunfo devastador del capitalismo, todo se mide en términos de beneficio.

 

Incluso los partidos que la derecha llama ¡radicales!, como Podemos y similares (que en una concepción clásica de la izquierda estarían en la social-democracia, como mucho), han entrado en el juego, venden beneficios, venden capitalismo.

 

Aparte de no cuestionar la propiedad privada ni impetrar la redistribución de la riqueza (omisiones estas que inmediatamente hacen que no puedan llamarse de izquierdas) pretenden vender una realidad en la que todo el mundo vivirá mejor y obtendrá, por tanto, un beneficio

 

Capitalismo, pues,  puro y duro puesto que lo que se vende  es el más abominable y letal de los conceptos acuñados por el sistema: “el Estado del bienestar”.

 

El estado islámico vende otra cosa, lo que tendría que vender en realidad la izquierda, si fuera tal izquierda (mutatis mutandi obviamente).

 

Un gobierno de verdad de izquierdas no solo no traería bienestar, progreso y felicidad, sino que traería enormes penurias, calamidades y haría que la crisis que ahora padecemos fuera pura filfa, eso si todas esas naciones “amigas” no montaban una guerra para acabar con la aventura.

 

¿Por qué pues habría que votar a alguien así o instaurar un gobierno así?. Muy sencillo, porque es lo correcto, es lo justo;  y lo correcto y lo justo hay que hacerlo aunque nos reporte penalidades y sacrificios.

 

La propiedad privada tal y como está configurada es puramente un robo y las desigualdades sociales una vergüenza, hay que acabar con ello aunque el precio no compense el resultado porque no se trata de conveniente o inconveniente, se trata de justo o injusto.

 

Este concepto es el que es inexistente en el mundo occidental y el que sin embargo vende el movimiento islámico por eso tiene tanto atractivo porque aunque por culpa de su absurda religión y de la práctica del asesinato indiscriminado resulte odioso y deplorable, tiene algo que el resto del mundo no tiene, un sentido muy claro de lo que es justo e injusto, del bien y del mal.

 

Y la cosa es que como comentaba en otro post,  a la inmensa mayoría de la gente no le gusta ser libre sino que prefieren que les digan lo que han de hacer, con lo cual, el radicalismo islámico  puede resultar inmensamente atractivo  para quienes buscan dotar un sentido a su vida, para quienes odian y deploran la ausencia de valores del mundo occidental o simplemente para los pusilánimes.

 

Particularmente añoro un movimiento similar pero que fuera total y absolutamente ateo y que discriminara a la hora de realizar acciones, si algún día surgiese algo así creo que nos sorprenderíamos lo atrayente  que podría resultar para muchos y lo molesto que podría ser para un poder que, en las actuales circunstancias, no se ve inquietado por nada ni por nadie.

 

Lo que no se logró con siglos de esclavitud y explotación se ha conseguido simplemente haciendo propietarios a los pobres, aunque sea de migajas, el temor a perder lo que se tiene, aunque sean las sobras, ha instaurado la cobardía y la sociedad genuflexa en la que vivimos; ninguna otra anterior tuvo unos siervos más sumisos y dóciles que los de ahora a los que ni tan siquiera hace falta reprimir, solo amedrentarles con que van a perder simples objetos y simples e innecesarias comodidades y privilegios.

 

Imaginemos una sociedad, pues, que estuviese dispuesta a perderlo todo para lograr una idea, un sueño o una utopía, sería invencible…

 

Naturalmente todo eso no es posible porque por encima de estas minucias existe lo que es el problema realmente irresoluble; que al Ser Humano le faltan muchísimos años de evolución porque el Ser Humano, hasta que de forma espontánea (no por imposición) desarrolle una conciencia “de especie” no es más inteligente que un Donut.

 

Mientras tanto seguiremos como forzados espectadores de la barbarie de unos y otros con la única  esperanza de que en una de estas lo manden todo a tomar porculo y así quizás, con un nuevo comienzo desde la nada,  pueda darse algún paso evolutivo en la dirección correcta.

PROFECÍAS (HACIA LA REALIDAD VIRTUAL)

Una  de las licencias que  permite la vejez, aparte de dar consejos inútiles,  es realizar  profecías o predicciones, voy a intentar hacer ese ejercicio.

 

El nivel de fallo  de las profecías basadas en esoterismos o revelaciones místicas y similares es pura y llanamente del 100 %.

 

El de prospecciones futuristas al estilo Ray Kurtzweil  (que es lo que lógicamente voy a intentar yo), es algo más bajo pero en general también bastante poco fiable, hace un par de años fue la fecha a la  que viajaba  Marty McFlye en Regreso  al Futuro II y se apreció lo anterior con toda claridad. Estoy revisando, una vez más “The Twilight Zone” y es fascinante y produce también cierta nostalgia, observar la fe que se tenía en los 60 acerca del futuro pero su nulo nivel de acierto…

 

Dicho esto,  yo creo que el hito más relevante que va a producirse en un futuro no tan lejano es la sucesiva inmersión de todo el mundo en una realidad virtual que no tardando tanto acabará solapándose primero y luego “fusionándose” con la realidad física haciéndose prácticamente indiferenciable una de otra.

 

El proceso ya está en marcha y se produce, como es obvio, a través de la telefonía móvil, las redes sociales y los perfiles, intentaré explicarlo.

 

Las redes sociales y los perfiles vendrían a ser el software de esta nueva realidad hacia la que vamos y tiene relación con la célebre frase (que como soy viejo no recuerdo de quién es) que viene a decir que las personas son lo que son, lo que creen que son y lo que otros creen que son (siendo obviamente inaprehensible e incognoscible lo que las personas son).

 

Aparte de los diferentes perfiles que todos manifestamos en nuestra vida cotidiana (el del trabajo, el de estar con los amigos, el de tratar con los hijos etc…..) ya ahora mismo, muchísimas personas, disponen de otros virtuales, es decir son de una forma en la realidad y de otra u otras en las redes o de la misma, da igual, el caso es que de una misma persona existen uno o varios perfiles “reales” y uno o varios perfiles “virtuales”.

 

De hecho,  el perfil virtual de las personas que frecuentan redes sociales o pura y simplemente que usan el buscador de Google,  es seguramente  de una precisión, que de conocerse, resultaría espeluznante,  atreviéndome a afirmar que muy probablemente es el perfil que más se acerca a lo que la persona realmente es (que como vimos resulta incognoscible e inahaprensible).

 

Estoy convencido que esto ya existe, es decir, ya ahora mismo, compañías como Google u otras podrían establecer el perfil de casi cualquier persona con una aproximación muchísimo mayor que la que podría obtenerse en la realidad y de hecho con una aproximación tan grande a esa entelequia (cómo es la persona en realidad) que sorprendería a la persona misma.

 

Seguramente estamos ante uno de los secretos mejor guardados por Google y similares, aún no es el momento de revelar toda la inmensa, apabullante y super-precisa información de la que se dispone de todo ciudadano, si así se hiciera y la gente fuese consciente del retrato riguroso y exacto que de ella se tiene, puede que ello produjese un rechazo generalizado al ser, todos, súbitamente conscientes de que ya no queda espacio alguno de privacidad; aún  no es el momento para esta revelación….aún.

 

Pero el caso es que el software ya existe, es decir,  las personas, de forma voluntaria o involuntaria,  ya existimos en la red, en el mundo virtual, allí somos a veces lo que queremos ser y a veces lo que nuestras actividades en la red demuestran que somos, ya existimos en la red con uno o muchos perfiles virtuales y también  con el real, lo que somos, lo que creemos que somos y lo que otros creen que somos ya existe actualmente en el mundo virtual y es obvio que seguirá creciendo y creciendo….

 

Pero falta el hardware; hasta ahora es sencillo distinguir entre el mundo real y el virtual, este último implica el uso de un dispositivo, ya sea un móvil, un ordenador o lo que sea, basta levantar la cabeza para pasar de la realidad virtual a la realidad “real”.

 

De hecho aún no puede calificarse lo primero de auténtica realidad virtual, pero esto va a cambiar y lo va a hacer rápido.

 

Ya el pasado año vimos un pequeño atisbo con la revolución que produjo Pokemon Go

 

Pero el hardware actual, los móviles en concreto, son una jodienda y si perduran en el tiempo seguro que acaban creando joroba o similares a la raza humana así como dedos hipetrofiados

 

El primer paso hacia un hardware en condiciones son obviamente las gafas.

 

Las gafas (que ya están notablemente desarrolladas por muchos fabricantes) deberían conseguir mucha más fusión entre ambos mundos, deberíamos poder ver el mundo de forma similar a Robocop o Terminator, es decir ver en la pantalla de nuestras gafas wasaps, emails, fcebooks, navegar, gps, todo lo que tenemos en un móvil pero sin necesidad ni de coger el móvil ni de mirarlo.

 

Es obvio que las posibilidades que se abren  aquí ya son mucho mayores, por ejemplo,  varios usuarios con las gafas podrían ver sus respectivos perfiles en tiempo real, o sea, te cruzas por la calle con alguien y ves su perfil público (o el que quiera mostrar) solo ha de llevar unas gafas, igual que tu y la misma app que tú, un Snapchat pero visto a través de la realidad, fusionado con ella.

 

Pero las gafas son un problema (por eso nunca triunfará el actual cine en 3d) son un artilugio molesto y aunque tenga infinidad de posibilidades de diseño, implica un dispositivo externo visible para todos con las consecuencias que ello conlleva; no triunfarán jamás.

 

Las gafas se irán sofisticando y puede que se reduzcan a una mera lentilla pero seguramente en el futuro serán algún tipo de electrodo en la cabeza que nos permita manejar todo el software con el mero pensamiento y recibir información en tiempo real y directamente desde nuestros ojos tanto de las personas o cosas que vemos en ese preciso instante como el resto de informaciones y “servicios” de los que ahora disponemos a través del móvil.

 

Imaginemos pues, iremos andando por la calle y veremos, encima de cada persona, a modo de holograma, la información que esa persona quiere revelar de sí mismo en ese instante o incluso el “estado” en el que se encuentre.

 

Las personas, en lugar de vestirse de una u otra manera (que también lo harán) mostrarán uno u otro estado, uno u otro perfil dependiendo dónde estén, con quién estén o lo que hagan existiendo, incluso, la posibilidad, de dejar que sea el software el que cree nuestro perfil a tenor de la información que disponga sobre nosotros.

 

Como la tecnología genera molicie, esta opción será a la larga la que elijan la mayoría de los usuarios porque en general resultará mucho mejor que las opciones personalizadas. Esto ya lo vemos con todo, la gente le da al siguiente, siguiente, casi nadie personaliza nada….

 

Pero claro, por qué estar constreñidos a nuestra apariencia “real”, es obvio que igual que facilitamos información o perfiles sobre nosotros mismos podremos generar un avatar o proyección virtual de nosotros mismos y ser, de esta forma, lo que queremos ser o lo que queremos proyectar, que al final es lo mismo; la vieja distinción entre lo que se es, lo que creemos que somos y lo que los demás creen que somos dejará de tener el mismo sentido que hasta ahora.

 

Llegados a este punto, cuando se abandonen los iniciales temores y reticencias y cuando un número significativo de personas dejen que sea el software el que cree su perfil, estrictamente su personalidad, la persona misma, habremos fusionado realidad virtual y “real”; las consecuencias (buenas, malas o inanes) cada uno las valore.

 

Aunque tal vez la pregunta más apasionante que esto suscita es ¿no habrá esto sucedido ya, hace eones?.